Historia ICCPPC

 

Esta comisión tiene sus raíces en un Congreso internacional convocado en Roma por el Ministro, el futuro Papa Pablo VI, en el Año Santo 1950. Participaron los vicarios principales de prisiones de muchos países europeos, de los Estados Unidos de América y de Argentina.

Cinquenta años después y con 105 paises miembros se ve respetada como una Asociación Pública mundial de los Creyentes de la Iglesia Católica, con nuevos estatutos y el mismo interés en cuidado pastoral para los que se encuentran en prisión.

A partir de aquel congreso inaugural congresos que siguieron han sido celebrados en Fribourg (Suiza 1954) y en Freiburg-im-Breisgau (Alemania 1955). En 1972 el punto de encuentro fue Roma cuando los participantes fueron presentados a Papa Pablo VI.

Para llevar a cabo el establecimiento de una posición jurídica es table para la Comisión, un comité ejecutivo interino decidió optar por la forma de una asociación de acuerdo con la ley suiza. Estatutos fueron concordados por un Congreso constituyente en Londres en septiembre de 1974. Ser miembro consistía para Capellanes Generales en estar invulcrado activamente en trabajos penitenciarios y delegados en el Apostolado Penitenciario los cuales posteriormente fueron nombrados por la Conferencia Episcopal para paises sin Capellán General. Se celebraba un Congreso cada dos o tres años. El primer presidente era H. van den Bulcke (Bélgica).

El nombre de la Comisión fue cambiado varias veces desde su fundición a lo largo de los años. El término "Comisión" que inicialmente fue elegido para indicar la estructura informal del puesto ejecutivo se mantuvo en uso, a pesar de la confusión ocasional que causa.

Los siguientes congresos han sido celebrado:

München  26 - 30 de septiembre de 1977  Presidente elegido: E. Schraven (Países Bajos)
Luzern  26 - 30 de septiembre de 1980  Presidente elegido: M.P. Mascarello (Francia)
Strasbourg  12 - 16de septiembre de 1983  Presidente elegido: Monseñor D. Atherton (R.U.)
Madrid  9 - 13 de septiembre de 1985  Presidente elegido: Monseñor C. Curioni (Italia)
Viena  14 - 19 de septiembre de 1987  Presidente elegido: Monseñor C. Curioni (Italia)
Rome  14 - 21 de septiembre de 1990  Presidente elegido: Monseñor C. Curioni (Italia)
Bovendonk  12 - 16 de septiembre de 1993  Presidente elegido: L.T. Kosatka (Japón)
Varsovia  7 - 13 de septiembre de 1996  Presidente elegido: L.T. Kosatka (Japón)
Méjico Ciudad   11 - 17 de septiembre de 1999  Presidente elegido: Monseñor J. Branson (R.U.)
Dublin  5 - 12 de septiembre de 2003  Presidente elegido: Mr. Christian Kuhn (Austria)
Roma  5 - 12 de septiembre de 2007  Presidente elegido: Mr. Christian Kuhn (Austria)
Camerún  27 de agosto - 1 de septiembre de 2011  Presidente elegido: Fr. Brian Gowans (Escocia)
Panamá  7 - 11 de febrero de 2017 Presidente elegido: Fr. Brian Gowans (Escocia)
 

Los miembros

En 1990 miembros de la Comisión provenian de 39 paises, principalmente europeos; en el año 2000 esta cifra había incrementado hasta 105. En el año 2000 fue otorgado a la Comisión la Especial Posición Observadora en las Naciones Unidas y fue admitida en el Consejo Económico y Social de Nueva York, Viena y Ginebra.

La Comisión fue introducida a la Congregación de la Clerecía en Roma en octubre de 1972 por mérito de una carta escrita por el Cardenal Wright.

 

Principales temas de los Congresos


Londres 1974

En los Estatutos originales de Londres de 1974 se declaró que las metas de la Comisión eran:
"Asistir a los capellanes de prisiones en sus tareas y para contribuir a la reforma de la ejecución de castigos con los siguientes medios:- documentos escritos, congresos y la representación en instituciones internacionales (Naciones Unidas, El Consejo de Europa, etc.)".

 

Strasbourg 1983

En 1983 el Plenario del Congreso de Strasbourg hizo una declaración, invitando a todos los Cristianos de "asociarse con la tradición del Gospel y con la práctica constante de la Iglesia a través de los tiempos.- teniendo presente los problemas que los presos y sus seres queridos rodean. Participantes pidieron alternativas por la cárcel y en esos casos en que encarcelamiento es inevitable, de esforzarse para hacerlo una experiencia más humana y también de estar preparado para darle un bienvenido más generoso a todo aquel que haya completado su sentencia."

 

Madrid 1985

En Madrid en 1985 los miembros del Congreso pidieron a los paises de reducir encarcelamiento de menores de edad y mejoramiento de las condiciones de los que ya estaban preso; de protejerles de abusos tanto físicos como psíquicos; de prevenir el exceso de población prisionera; de asegurar entrenamiento adecuado de personal de prisiones. El Congreso invocó a la Iglesia de proveer suficientes capellanes de prisiones cualificados y pidió cooperación entre comunidades Cristianas tanto dentro como fuera de prisión para asegurar que todos sean tratados humanamente y con dignidad.

 

Viena 1987

El Congreso de Viena de 1987 reflexionó sobre la filosofía de "encarcelamiento como castigo" y los efectos inhumanos sobre los presos y sus familias donde el antiguo reo no tuvo posibilidad real de rehabilitación. Clamó por una triple reconciliación: en su relación con Dios, con la comunidad social y consigo mismo. En este Congreso además fue producido un programa para el cuidado pastoral en las cárceles.

 

Roma 1990

En Roma en 1990 los participantes invocaron a la Iglesia de adoptar un punto de vista claro sobre la pena de muerte, acentuando el carácter inhumano de este castigo y declarándolo impropio de una sociedad realmente democrática y desarrollada. Desafió las Conferencias Episcopales de estimular y promover el cuidado pastoral para presos a nivel nacional y local. Al igual desafió las comunidades Cristianas de mantener contacto pastoral con los presos y sus familias respectivas y con las víctimas de crimen. Se incitó a la sociedad civil de realizar reformas sociales y económicas ya que el factor crucial para cometer crímenes era sin duda la injusticia social. Gobiernos fueron incitados a reformar de modo fundamental sus códigos penales.

 

Bovendonk 1993

En Bovendonk (Países Bajos) en 1993 se discutó sobre los siguientes documentos del Vaticano y de las Naciones Unidas:
El conjunto de principios para la protección de toda persona en cualquier tipo de detención o encarcelamiento, la declaración de principios básicos de Justicia para víctimas de crimen y de abuso de poder; las medidas tomadas que garantizan la protección de los derechos de los que se encuentran enfrentados a la pena de muerte; el código de conducta para funcionarios de las fuerzas públicas; y en particular las reglas mínimas estándares para el tratamiento de presos. El Congreso acentuó las violaciones continuadas de los derechos humanos de los presos, su preocupación profunda sobre las condiciones inhumanas en muchas cárceles y al mismo tiempo sobre el largo período de cárcel preventivo de muchos presos, en algunos casos por encima de los 5 o incluso 10 años. Igualmente se condenó con firmeza la práctica de la pena de muerte que era totalmente incompatible con los derechos humanos. El Congreso hizo un llamamiento a la Santa Sede y a todas las Conferencias Episcopales de usar su autoridad e influencia para cambiar la opinión pública y para conducir a gobiernos de distanciarse de la pena de muerte.

 

Varsovia 1996

En Varsovia en 1996 los miembros del Congreso condenaron la falta de normas internacionales para el tratamiento de presos y también el sistema de prisiones que a menudo se convierte en un sistema de injusticia en vez de ser justo. Escandalizados condenaron los muchos casos de tortura y brutalidad general contra presos. Los miembros del Congreso llamaron la atención a las autoridades sobre el pleno cumplimiento de las Reglas Normativas Mínimas para el Tratamiento de Presos de las Naciones Unidas y preocuparse debidamente por los derechos humanos de los presos.

Se dirigió un llamamiento a las Asambleas Episcopales y Congregaciones Religiosas de continuar con sus esfuerzos; se reconoció y se respetó el papel especial de laicos creyentes que realicen trabajos pastorales en prisiones. Los miembros del Congreso dieron el bienvenido a la declaración de la Santa Sede de que la pena de muerte de hecho ya no es más aceptable en nuestros días y Era. Se debería apoyar todos los esfuerzos que ponen empeño en una abolición total de la pena de muerte.

 

Méjico Ciudad

Miembros discutieron sobre el desafío real de la violencia y la delincuencia; prisiones podrían ser una "estructura del pecado"; demasiadas prisiones sufrían exceso de población en vez dar consideración a caminos alternativos de justicia más constructivos. Miembros del Congreso llamaron por una justicia de reparación basada en la comunidad y todas las formas posibles de reconciliación entre víctima y autor; cárceles causan generalmente efectos negativos, raramente atemorizan, deshumanizan a gente y a menudo no protejan la sociedad.

También se expresó en el Congreso solidaridad con miembros de las plantillas de prisiones quienes ejecutan su deber con entrega, en tanto que se condenó enérgicamente el uso difundido de la pena de muerte; se debería realizar todo tipo de esfuerzo hacia una abolición completa de la pena de muerte siendo una manera barbárica de tratar a seres humanos. Se recordó a los miembros del Congreso de las garantías de las Naciones Unidas para la Independencia del Poder Judicial; los miembros invitaron a toda la gente de buena voluntad que desarrollen una mayor comprensión y más profunda de la delincuencia, invocando a la sociedad que rechace la imagen de los presos estilo cabeza de turco.